Con sus 26 atolones y casi 1200 islas de arena blanca fina y mar azul turquesa, las Maldivas se han ganado su puesto destacado como destino para lunas de miel.
Dejaos seducir por sus largas horas de sol, su cálida brisa, sus arrecifes de coral, sus playas de ensueño, sus cocoteros sobre la arena y sus cielos estrellados. Allí se llega a descansar, a dejar atrás el ajetreo de la boda, a olvidarse de la vida cotidiana y a vivir sin mirar al reloj.
Con islas-hotel para todos los presupuestos se puede disfrutar de este paraíso en sencillas cabañas o en suites de lujo con mayordomo y piscina privada.
Si tuviéramos que describir Maldivas en unas pocas palabras seguramente fueran paradisíaco y romántico, dos de los adjetivos que muchos de los novios buscan incluir en su viaje de luna de miel. Pero este archipiélago del océano Índico ofrece además multitud de actividades.
Dado que la inmensa mayoría del territorio de este país es agua, no sorprende la cantidad de actividades que se pueden hacer en este medio. Los amantes del mar allí pueden practicar la pesca, bucear, hacer snorkel, surf, avistamiento de rayas, ballenas y delfines y practicar multitud de deportes acuáticos: paseos en canoa o en catamarán, ski, kayak, windsurf, kitesurf, paravelismo y muchos más.
Además, las Maldivas ofrecen golf, clases de cocina, sesiones de yoga, compras, cruceros al atardecer, vuelos panorámicos para contemplar el escenario a vista de pájaro, vida nocturna y todo lo que uno pueda imaginar.
Quienes disfruten del buen comer gozarán en estas islas con platos tradicionales a base de pescado, curry y frutas tropicales, pero en los grandes hoteles la oferta de comida internacional es tan amplia como diversa. Claro que si sois de los que preferís la intimidad de una cena romántica es fácil reservar una mesa para dos en la arena de alguna playa formidable a la luz de las velas.